19 may 2015

10 puntos de la vida de Amado Nervo

Para que conozcas la vida del poeta te presentamos su biografía en 10 datos.

1.- José Amado Ruíz de Nervo nació en Tepic, Nayarit, el 27 de agosto de 1870, en el seno de una familia española, que se estableció en San Blas, comunidad donde realizó sus estudios primario, en una modesta escuela.

2.- De acuerdo con datos biográficos, tras la muerte de su padre, el pequeño Amado de nueve años fue enviado por su madre a Michoacán, donde estudió en el Colegio de Padres Romanos, que gozaba de cierta fama.

3.- Su educación preparatoria continuó en el seminario de Zamora, Michoacán, y en los siguientes dos años se dedicó a estudiar la carrera de abogado, sin embargo, los problemas económicos que atravesaba su familia lo hicieron regresar a Tepic para ser el sustento de su hogar.

4.- Encontró el sustento en el periodismo y probó suerte en Sinaloa, donde escribió sus primeros artículos en "Correo de la Tarde". Más tarde, en 1894, decidió trasladarse a la Ciudad de México, donde continúo desempeñándose como periodista y logró abrirse camino.

5.- En este periodo, Nervo conoció a Manuel Gutiérrez Nájera y con él fundó la revista “Azul”. Mientras que junto con Jesús E. Valenzuela, creó la Revista Moderna.

A los 30 años, en 1890, fue enviado como corresponsal del periódico El Imparcial a la Exposición Universal de París, donde residió durante dos años y entabló amistad y se relacionó con literatos y artistas modernistas como Rubén Darío, Catulle Mendès, Moréas, Valencia, Lugones y Óscar Wilde, entre otros.

6.- De regreso a México ejerció como profesor en la Escuela Nacional Preparatoria y más tarde fue nombrado inspector de enseñanza de la literatura.

7.- En 1906 ingresó al Servicio Diplomático Mexicano, donde le confiaron distintas tareas en Argentina y Uruguay, y finalmente fue designado secretario segundo de la Legación de México en España.

8.- Muere su amada Ana Cecilia Luisa Daillez, el gran amor de su vida, hecho que le inspiraría el poema de La Amada Inmóvil, publicado póstumamente en 1922.

9.- Doce años más tarde, en 1918, fue nombrado ministro plenipotenciario en Argentina y Uruguay, último cargo que ocupó, pues un año más tarde, el 24 de mayo de 1919, murió en Montevideo, Uruguay.


10.- En Uruguay conoció a Zorrilla San Martín, notable orador y ensayista, con el que trabó estrecha amistad y que, influyó decisivamente en el acercamiento a la Iglesia Católica que realizó el poeta en sus últimos momentos.
  

17 may 2015

DENTRO DE TI ESTA EL SECRETO

Plenitud


Busca dentro de ti la solución de todos los problemas, hasta de aquellos que creas más exteriores y materiales.
Dentro de ti esta siempre el secreto: dentro de ti están todos los secretos.
Aún para abrirte camino en la selva virgen, aún para levantar un muro, aún para tender un puente has de buscar antes, en ti, el secreto.
Dentro de ti hay tendidos ya todos los puentes.
Están cortadas dentro de ti las malezas y lianas que cierran los caminos.
Todas las arquitecturas ya están levantadas dentro de ti.
Pregunta al arquitecto escondido: él te dará sus fórmulas.
Antes de ir a buscar el hacha de más filo, la piqueta más dura, la pala más resistente, entra en tu interior y pregunta...
Y sabrás lo esencial de todos los problemas y se te enseñara la mejor de todas las fórmulas, y se te dará la más sólida de todas las herramientas.
Y acertarás constantemente, pues que dentro de ti llevas la luz misteriosa de todos los secretos.

 Amado Nervo.

«GRATIA PLENA»

               

                                            Todo en ella encantaba, todo en ella atraía:
                                            su mirada:, su gesto, su sonrisa, su andar…
                                            El ingenio de Francia de su boca fluía.
                                            Era llena de gracia, como el Avemaría;
                                           ¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar
                                           Ingenua como el agua, diáfana como el día,
                                           rubia y nevada como Margarita sin par,
                                           al influjo de su alma celeste amanecía…
                                           Era llena de gracia., como el Avemaría;
                                           ¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar!
                                           Cierta dulce y amable dignidad la investía
                                           de no sé qué prestigio lejano y singular.
                                           Más que muchas princesas, princesa parecía:
                                           era llena de gracia como el Avemaría:
                                           ¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar!
                                           Yo gocé el privilegio de encontrarla en mi vía
                                           dolorosa; por ella tuvo fin mi anhelar,
                                           y cadencias arcanas halló mi poesía.
                                           Era llena de gracia como el Avemaría;
                                          ¡quien la vio no la pudo ya jamás olvidar!
                                          ¡Cuánto, cuánto la quise! ¡Por diez años fue mía;
                                          pero flores tan bellas nunca pueden durar!
                                          ¡Era llena de gracia, como el Avenaría,
                                          y a la Fuente de gracia, de donde procedía,
                                          se volvió. . . como gota que se vuelve a la mar!
Amado Nervo

11 may 2015

Amado Nervo


(José Amado Ruiz de Nervo; Tepic, Nayarit, 1870 - Montevideo, 1919) Poeta mexicano. Hizo sus primeros estudios en el Colegio de Jacona, pasando después al Seminario de Zamora, en el Estado de Michoacán, donde permaneció desde 1886 hasta 1891.
Los problemas económicos que atenazaron a su familia, un hogar de clase media venido a menos, le forzaron a dejar inconclusos sus estudios eclesiásticos, sin que pueda descartarse por completo la idea de que su decisión fuera también influida por sus propias inclinaciones. En cualquier caso, siguió alentando en su interior una espiritualidad mística, nacida sin duda en estos primeros años y que empapó su producción lírica en una primera etapa; en ella meditó fundamentalmente sobre la existencia humana, sus problemas, sus conflictos y sus misterios, y sobre el eterno dilema de la vida y la muerte.


Abandonados los estudios, empezó a ejercer el periodismo, profesión que desarrolló primero en Mazatlán, en el Estado de Sinaloa, y más tarde en la propia Ciudad de México, adonde se trasladó temporalmente en 1894. Sus colaboraciones aparecieron en la Revista Azul. Junto a su amigo Jesús E. Valenzuela, fundó la Revista Moderna. Estas dos publicaciones fueron el resultado de las ansias e impulsos modernistas que aparecieron, en aquella época, en todos los rincones de la Latinoamérica literaria y artística.
En 1900, el diario El Imparcial lo envió como corresponsal a la Exposición Universal de París, donde residiría durante dos años. Entabló allí conocimiento y amistad con el gran poeta nicaragüense Rubén Darío, quien más tarde diría de Nervo: "se relacionó también con el grupo de literatos y artistas parnasianos y modernistas, completando de ese modo su formación literaria."

Todos los estudiosos parecen estar de acuerdo en afirmar que adoptó los principios y la filosofía del Parnaso, grupo de creadores franceses que intentaba reaccionar contra la poesía utilitaria y declamatoria tan en boga por aquel entonces, rechazando también un romanticismo lírico en el que los sentimientos, las encendidas pasiones y las convicciones íntimas de los autores, interfiriendo en su producción literaria, impedían, a su entender, el florecimiento de la belleza artística pura.
En París conoció a la que iba a ser la mujer de su vida, Ana Cecilia Luisa Dailliez, con la que compartió su vida más de diez años, entre 1901 y 1912, y cuyo prematuro fallecimiento fue el doloroso manantial del que emanan los versos de La amada inmóvil, que no vio la luz pública hasta después de la muerte del poeta, prueba de que éste consideraba su obra como parte imprescindible de su más dolorosa intimidad. Su Ofertorio supone, sin ningún género de duda, uno de los momentos líricos de mayor emoción, una de las joyas líricas más importantes de toda su producción poética.
Cuando regresó a México, tras aquellos años decisivos para su vida y su formación literaria y artística, ejerció como profesor en la Escuela Nacional Preparatoria, hasta que fue nombrado inspector de enseñanza de la literatura. En 1906, por fin, ingresó en el servicio diplomático mexicano y se le confiaron distintas tareas en Argentina y Uruguay, para ser finalmente designado secretario segundo de la Legación de México en España.
En 1918 recibió el nombramiento de ministro plenipotenciario en Argentina y Uruguay, el que iba a ser su último cargo, pues, un año después, en 1919, Amado Nervo moría en Montevideo, la capital uruguaya, donde había conocido a Zorrilla San Martín, notable orador y ensayista con el que trabó estrecha amistad y que, a decir de los estudiosos, influyó decisivamente en el acercamiento a la Iglesia Católica que realizó el poeta en sus últimos momentos, un acercamiento que tiene todos los visos de una verdadera reconciliación.
La obra de Amado Nervo
Poeta y prosista, el valor de su prosa desmerece, sin embargo, si se la compara con sus producciones en verso. Nervo es, efectivamente, un auténtico poeta modernista, verdadero hijo literario de  Rubén Darío, plenamente mexicano; las intuiciones religiosas de su juventud le inspiraron las páginas de sus Perlas Negras y sus Místicas (1898), en las que puede encontrarse su célebre A Kempis, cuyo encendido lirismo no podría ya superar el poeta.
Más tarde, su mexicanidad se atempera por su estancia y sus contactos en París; la influencia francesa y, sobre todo, la española y la latinoamericana, concretada en el indiscutible maestrazgo de Rubén Darío y Leopoldo Lugones, confieren al espíritu, el sentimiento y la obra de Amado Nervo una dirección menos mística, unas preocupaciones menos religiosas, aunque impregnadas de un panteísmo que le da mayor universalidad, un pálpito más liberal y humano.
Es la etapa en la que escribe sus Poemas (1901), seguidos en 1902 por El Éxodo y las flores del caminoHermana agua y Lira heroica. El ciclo se cerrará en 1905 con la aparición de Los jardines interiores. Todas sus producciones muestran un exquisito refinamiento, una indiscutible preocupación por la perfección de la forma y el absoluto protagonismo de la estrofa dentro de la escritura.
En 1909 publica En voz baja, obra que supone el inicio de su andadura hacia la paz espiritual que, a raíz de la muerte de su amada, dará paso a la profunda transformación que vivirá el poeta y que, en consecuencia, impregnará toda su obra; no puede olvidarse que los conmovidos versos de La amada inmóvil fueron escritos en 1912, aunque sólo aparecieran póstumamente, en 1920. A la misma época pertenece también Serenidad (1914).
Luego, el lírico evoluciona cada vez más hacia una renunciación que pretende llevar hasta el terreno literario; hay en él una curiosa influencia de las doctrinas orientales, y su primitivo sentido más o menos místico se convierte ahora en una especie de aspiración al Nirvana. "La muerte es la libertad absoluta", nos dice en la prosa de Plenitud; este espíritu lo sostiene en el verso de ElevaciónEl arquero divino (de publicación póstuma) y El estanque de los lotos(1917).
Sus actividades como prosista se iniciaron con El Bachiller (1896), novela corta de carácter autobiográfico. Son evidentes en la narración las influencias y las aspiraciones naturalistas, sobre todo en lo que respecta a la presentación de los aspectos más desagradables y sórdidos de la realidad. Autor prolífico, hizo también numerosas incursiones en otros muchos géneros, como el cuento breve, el ensayo y la crónica; destaca entre ellos su estudio sobre sor Juana Inés de la Cruz, publicado con el título de Juana de Asbaje (1910).
Una recopilación de sus obras en prosa ya conocidas y de otras inéditas hasta entonces apareció póstumamente en la edición que, en 1938, publicó Alfonso Méndez Plancarte, acompañándola por el estudio Mañana del poeta. Entre sus obras narrativas merecen citarse Pascual AguileraEl domador de almas, los cuentos de Almas que pasan (1906) y algunas de las novelas cortas y narraciones escritas en los años postreros de su vida. Sus Obras completas, ordenadas por el escritor y humanista Alfonso Reyes, que se encargó de la edición, aparecieron en Madrid, de 1920 a 1928, en veintinueve volúmenes.


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